Contra los plásticos tóxicos: La economía circular

Contra los plásticos tóxicos: La economía circular

Cuando la basura plástica nos alcanzó y nos rebasó

Cuando la basura plástica nos alcanzó y nos rebasó

Escenario mexicano frente a la entrada en vigor de la Enmienda de Plásticos
del Convenio de Basilea:

Las organizaciones Acción Ecológica México, Academia Mexicana de Derecho Ambiental, Asociación Ecológica Santo Tomás, Fronteras Comunes, Greenpeace México y el Laboratorio de Investigación en Desarrollo Comunitario y Sustentabilidad (LIDECS); todas ellas integrantes de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración /GAIA (Global Alliance for Incinerator Alternatives)1 , preparamos este reporte para dar a conocer la grave situación de la contaminación por plásticos y difundir las obligaciones que tendrá México a partir del 01 de enero del 2021 para instrumentar la Enmienda de Plásticos del Convenio de Basilea.


Dentro del documento hacemos un llamado urgente al gobierno de
México para que desarrolle políticas públicas dirigidas a atender el  problema de la contaminación plástica desde su producción hasta el final de su vida útil, su imperante y obligado rediseño. Que no se contemplen modelos contaminantes de gestión de desechos plásticos como lo es la incineración, coprocesamiento o cualquier forma de
tratamiento térmico-reciclaje energético, y se transite hacia modelos
de prevención y no de gestión y remediación. Para ello, es urgente que se instrumente una política de Basura Cero y el reconocimiento y formalización del trabajo de las y los recicladores.


Sobre la pronta instrumentación de la Enmienda de Plásticos del

Convenio de Basilea, las organizaciones que elaboramos este documento
afirmamos que México tiene que ser más ambicioso frente a ésta y prohibir importaciones de residuos plásticos tóxicos y contaminados, ya que la mayoría de éstos no pueden ser reciclados, por lo que terminan incinerándose, quemándose en hornos cementeros, en tiraderos, cuerpos de agua, océanos, áreas naturales protegidas, en la ciudad, en el campo, deteriorando los ecosistemas y dañando la salud humana.

 

 

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Escenario mexicano frente a la entrada en vigor de la Enmienda de Plásticos
del Convenio de Basilea:

Claves, aproximaciones y alternativas para entender y enfrentar la crisis por
contaminación plástica.

CUANDO LA BASURA
PLÁSTICA NOS ALCANZÓ Y
NOS REBASÓ…
#QUEMARBASURAMATA

 

 

 

Grandes marcas de bienes de consumo se alían para quemar residuos plásticos

Grandes marcas de bienes de consumo se alían para quemar residuos plásticos

Grandes marcas de bienes de consumo y cementeras se alían para quemar residuos plásticos y seguir contaminando

Ciudad de México, 10 de noviembre de 2021

Nestlé y Geocycle / Holcim, los protagonistas en México del modelo internacional  

Coprocesamiento y reciclaje químico, la gran farsa de la gestión de residuos “sostenible y climáticamente neutra” 
Legisladores pretender avalar falsas soluciones con reformas a la LGPGIR y su nueva Ley General de Economía Circular  

La agencia internacional Reuters publicó recientemente un informe que muestra que los gigantes de los bienes de consumo como Coca-Cola, Unilever, Nestlé y Colgate-Palmolive están colaborando con las empresas cementeras para quemar sus desechos plásticos en lugar de reducir su producción y consumo, revelando que estos proyectos se extienden por todo el mundo, impactando comunidades en lugares como Costa Rica, Filipinas, El Salvador, India e Indonesia (3).

 

Ahora, México es el nuevo escenario de las falsas soluciones propuestas por Nestlé para evadir la verdadera responsabilidad en la crisis plástica que han creado y los legisladores de nuestro país lo están permitiendo.

 

Tanto el coprocesamiento como el reciclaje químico son falsas soluciones, conocidas como compensación de plásticos (plastic offsetting) (4) a la crisis de contaminación plástica porque no promueven una reducción de plásticos de un solo uso en origen (es decir, no evitan que se sigan produciendo y consumiendo), por el contrario, permiten a las grandes empresas, tanto petroleras y petroquímicas como marcas de bienes de consumo, mantener sus modelos de negocio basados en la extracción de combustibles fósiles para producir plásticos, en el caso de las primeras, y en la distribución de productos en envases y empaques plásticos de un solo uso, en el caso de las segundas (5). Por tanto, estas “soluciones” promueven la contaminación plástica y además provocan mayores impactos ambientales -como altas emisiones de Gases de Efecto Invernadero-y problemas de salud humana.

 

En México, comunidades como Apaxco en el Estado de México han denunciado por años las afectaciones ambientales y para la salud pública de la incineración de residuos. En el Valle del Mezquital (una región al sur del estado de Hidalgo y al norte del Estado de México, donde se ubica Apaxco) hay ocho plantas cementeras que producen 40% de todo el cemento del país. Una de ellas pertenece a Lafarge-Holcim. La industria cementera utiliza combustibles derivados de residuos industriales, biológico infecciosos, químicos, biomasa y residuos sólidos urbanos (incluidos los plásticos) que, al ser incinerados, liberan a la atmósfera compuestos orgánicos volátiles (COV) y contaminantes orgánicos persistentes (COP) dañinos para el planeta y para la gente, que alcanzan a comunidades en un radio de hasta 50 kilómetros (6).  La alianza entre Nestlé y las cementeras solo evidencia una falsa preocupación por el medio ambiente, promoviendo prácticas dañinas que afectan la salud de sus consumidores.

 

Las organizaciones de la campaña Quemar Basura Mata cuentan con la grabación, obtenida con el aval de Nestlé, de una reunión con un representante de esta compañía, quien explicó que la empresa Geocycle le mostró a Nestlé de dónde vendrían los desechos -una área de “pre-vertedero” donde los desechos se preparan para el vertedero o para su reciclaje, si es el caso- siendo la única visita al sitio realizada por Nestlé hasta ese momento, quien no tiene una visión clara de las condiciones de los trabajadores siendo además que los estándares para medir los desechos recolectados ni siquiera están completamente implementados.

 

Funcionarios de Nestlé México confirmaron que la neutralidad plástica (política de Nestlé para “combatir” la contaminación plástica)  implica que Nestlé realmente no recuperará los residuos plásticos que pone en el mercado sino que Geocycle recolectará plásticos de plantas de residuos (instalaciones de pre-relleno sanitario) y luego coprocesará en las plantas de Holcim ubicadas en varias ciudades mexicanas, algunas de las cuales ya son cuestionadas por su falta de transparencia e impactos en la salud y el medio ambiente. Lo anterior significa que Nestlé en realidad no se hará cargo de sus propios residuos.

 

“Mediante solicitudes de información vía el portal de Transparencia, encontramos que al menos la planta ECORI, ubicada cerca de Orizaba, Veracruz, y mencionada por Nestlé como una de las plantas en las que están trabajando, no cuenta con autorizaciones ni federales ni estatales (no tiene Manifestación de Impacto Ambiental) para operar , lo que constituye violaciones a la normativa ambiental, ya que las labores de la planta (manejo de residuos, co-procesamiento) son actividades sujetas a autorizaciones de impacto ambiental”, mencionó Larisa de Orbe de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental.

 

“A pesar de que los funcionarios de Nestlé México mencionaron que no están al tanto de los impactos en la salud y el medio ambiente en las plantas de Geocycle, pusieron toda la responsabilidad en esta empresa,  pero Nestlé tiene que ser responsable de sus asociaciones”, agregó Larisa de Orbe. “Lo anterior es muy preocupante y constituyen serias violaciones a los derechos humanos, ya que en el marco de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas; las grandes corporaciones como Nestlé, tienen que asumir la responsabilidad social y ambiental y actuar con la debida diligencia respecto de las relaciones comerciales que establecen para sus operaciones comerciales, de productos o de servicios, en este caso, la gestión de los residuos que producen”.

 

En México, los esquemas de compensación (offsetting) como el coprocesamiento han sido una estrategia seguida por las empresas y algunos gobiernos locales y el federal para continuar el business as usual sin cuestionar la cultura del usar y tirar y sin respetar la jerarquía de gestión de residuos (que prioriza la prevención, reducción, reutilización, etc.). También han intentado vender el coprocesamiento como una alternativa de economía circular, cuando no lo es.

 

“Nestlé pretende mostrarse como una empresa preocupada por el medio ambiente y por las personas pero con estos nuevos acuerdos con cementeras para quemar basura y manteniendo su uso intensivo de plásticos, continúa generando contaminantes y afectando la salud del planeta y de las personas, así como acelerando el calentamiento global, es claro que solo es una fachada para seguir contaminando”, advirtió Ornela Garelli, especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México.

 

La asociación de Nestlé y Geocycle está enmarcada por la colusión entre intereses económicos y políticos que ha traído las condiciones normativas y políticas perfectas para que se desarrolle el coprocesamiento y para que los bienes de consumo masivo continúen fomentando soluciones falsas para abordar la contaminación plástica.

 

En 2020, el Congreso mexicano aprobó reformas a la Ley General de Gestión de Residuos (LGPGIR) que diferencian el coprocesamiento de la incineración para evitar regulaciones más estrictas y el pleno del Senado está por aprobar nuevas reformas a esta regulación, así como una nueva Ley General de Economía Circular en la que se evadió establecer la responsabilidad extendida del productor (REP) y se busca incorporar el coprocesamiento como un proceso sostenible como parte de la estrategia y política de Economía Circular del país.

 

Aunque es necesario hacer una mayor investigación sobre las medidas de compensación de plástico que están impulsando las empresas, es importante resaltar que las compañías deben hacer frente a la contaminación por plásticos a través de esquemas circulares basados en el uso de sistemas reutilizables, deben dejar de promover falsas soluciones como el co-procesamiento y el reciclaje químico que solo les permiten seguir generando residuos y después hacer negocios quemándolos y convirtiéndolos en combustibles baratos. Es decir, las empresas deben eliminar los plásticos de un solo uso y otros empaques desechables (papel, cartón, compostables, biodegradables, etc.) e innovar en nuevas formas de distribución de sus productos (bebidas, alimentos, etc.) usando empaques reusables (sistemas de depósito y retorno, opciones de refill, etc.) o implementando alternativas libres de empaque (como las presentaciones sólidas). Las modificaciones que el Senado haga a la LGPGIR y en la Ley General de Economía Circular deben partir de la importancia de dejar atrás la cultura del usar y desechar y hacer que las empresas transiten a la reutilización, pero sobre todo asegurar que dichas reformas protejan la salud de las personas y del planeta.

 

 

Notas

 

  1. El 28 de septiembre, Nestlé México anunció con la empresa británica Greenback Recycling Technologies la instalación de una planta de reciclaje químico capaz de procesar envases plásticos flexibles (multilaminados y plásticos mixtos). El 30 de septiembre, Juan Pardo , El Director de Asuntos Corporativos de Nestlé México, mencionó a la prensa que esperan construir dos plantas para el próximo año https://www.milenio.com/negocios/nestle-greenback-construiran-planta-reciclaje-mexico
  2. El reciclaje químico es un método que buscan utilizar para procesar envases plásticos flexibles (multilaminados y plásticos mixtos), es decir,residuos plásticos post-consumo que son difíciles de reciclar en el país bajo el reciclaje mecánico tradicional.
  3. Reuters special report, Trash and Burn. Big Brands Stoke Cement Kilns with Plastic Waste as Recycling Falters, 2021. https://www.reuters.com/investigates/special-report/environment-plastic-cement/
  4. La compensación de plásticos (plastic offsetting) se basa en la idea de que compañías y consumidores pueden compensar su consumo de plásticos mediante la compra de créditos o la financiación directa de proyectos ambientales y sociales relacionados con los residuos plásticos. Es el caso por ejemplo de la organización de limpiezas de playa, el financiamiento de proyectos de reciclaje, etc. Sin embargo, este esquema es preocupante porque no incentiva que las empresas y personas hagan cambios reales en su comportamiento, sino que simplemente les permite continuar con sus prácticas intensivas en el uso de plásticos, en lugar de reducir el uso innecesario de estos. Prevented Ocean Plastic, After Carbon Offsetting, comes Plastic Offsetting, https://www.preventedoceanplastic.com/plastic-offsetting/
  5. Para más información sobre los vínculos y negocios entre las grandes marcas de bienes de consumo y la industria petrolera, así como sobre la contribución de los plásticos al cambio climático véase Greenpeace, 2021, En las entrañas de la emergencia climática, cómo las grandes marcas de bienes de consumo están impulsando la expansión de plásticos de las grandes petroleras. https://www.greenpeace.org/mexico/publicacion/49056/en-las-entranas-de-la-emergencia-climatica/
  6. ToxiTour México, 2021, Caravana sobre los Impactos Sociales y Ambientales de las Empresas Transnacionales y el Libre Comercio en México https://www.mexiko-koordination.de/wp-content/uploads/Reporte_Caravana.pdf

     

     

     

    Para mayor información comunicarse a la coordinación de medios de Greenpeace México con Angélica Simón al 5540845320 y al correo asimon@greenpeace.org 

    México, El Salvador y Ecuador, entre los países de América Latina que más toneladas de basura plástica reciben de Estados Unidos

    México, El Salvador y Ecuador, entre los países de América Latina que más toneladas de basura plástica reciben de Estados Unidos

    México, El Salvador y Ecuador, entre los países de América Latina que más toneladas de basura plástica reciben de Estados Unidos

    agosto 2021

    En 2020, en plena pandemia, las exportaciones de residuos plásticos desde Estados Unidos hacia algunos países de América Latina aumentaron en más del 100%. A escala mundial, existe una creciente preocupación sobre el envío de residuos plásticos desde potencias, como Estados Unidos, hacia naciones pobres con débiles legislaciones y controles.

    Estados Unidos exportó 44.173 toneladas de desechos plásticos a 15 países latinoamericanos, entre enero y agosto de 2020, lo que significó el envío de por lo menos 35 contenedores diarios a la región con estos residuos. Esto ocurre en medio de un creciente rechazo mundial al comercio transfronterizo de desechos plásticos por su impacto en los países receptores, generalmente en vías de desarrollo.

     

    Esta es una de las revelaciones de una investigación realizada por organizaciones sociales y medioambientales de México, Ecuador, Argentina y Chile*, con el apoyo de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés), que promueve estrategias de basura cero.

     

    Según GAIA, América Latina y el Caribe se están convirtiendo a pasos acelerados en un nuevo destino de la basura plástica mundial, en especial de la procedente de Estados Unidos, el mayor exportador de estos desechos. La región se ha sumado a países del sudeste asiático como receptores de estos desperdicios.

     

    Este movimiento es parte de una nueva tendencia que se originó en 2018 después de que China restringiera esas importaciones. En ese año, la potencia asiática cerró las puertas a los desechos plásticos de Estados Unidos, que llegaban sucios o eran difíciles de reciclar, lo cual generaba mayor contaminación en su territorio.

     

    Ahora ese flujo ha desembarcado en puertos y fronteras de la región y la tendencia es hacia el alza. De acuerdo a la información recopilada, México, El Salvador y Ecuador son los principales destinos en América Latina de estos desechos plásticos. Solo entre enero y agosto de 2020, llegaron 32.650 toneladas a México; 4.054 toneladas a El Salvador; y 3.665 toneladas a Ecuador. El estudio se concentró en los casos de México y Ecuador.

     

    Ambos países registraron fuertes incrementos en las importaciones de desechos plásticos desde Estados Unidos, pese a la pandemia. En México, en 2019, los envíos no superaron las 4.000 toneladas mensuales. Pero en julio de 2020, se registró un súbito aumento a más de 6.700 toneladas. Entre enero y agosto de 2020 el crecimiento de estas importaciones fue del 135%.

     

    Ecuador tuvo un repunte similar en el mismo periodo del 137%. En enero de 2020 importó desde Estados Unidos 446,3 toneladas y en agosto la cifra fue de 1.059,7 toneladas.

    Anualmente, las compras de estos desechos por empresarios ecuatorianos equivalen a la producción total de residuos plásticos de 40 cantones del país sudamericano. Este es un grave contrasentido para una nación que entierra el 96% de su basura.

     

    Por estados, California fue el principal exportador de desechos plásticos a estos dos países de la región. Estos desechos ingresaron a México, principalmente por vía terrestre en camiones. A Ecuador, a través de sus puertos. California lidera las exportaciones de residuos plásticos a países con mala gestión de residuos. México, El Salvador y Ecuador están entre los 13 países del mundo que más desechos plásticos reciben desde California, según cifras de la base de datos de libre comercio internacional de Estados Unidos, USA Trade Online, levantadas por la organización norteamericana The Last Beach Cleanup.

     

    Chile y Argentina están en el lado opuesto. Estos países tienen importaciones mínimas de residuos plásticos en comparación con México y Ecuador. A Chile llegaron 102 toneladas entre enero y agosto de 2020. A Argentina, 301 toneladas en el mismo lapso. Este último país tiene normas restrictivas para el ingreso de residuos peligrosos y de desechos recolectados en la calle o procedentes de la industria desde el exterior. Pero en 2019, el presidente Mauricio Macri flexibilizó el ingreso de esos desechos al derogar el Decreto 181 de 1992, una medida que fue revertida por su sucesor, Alberto Fernández.

     

    En México, los investigadores reportaron la existencia de legislaciones con vacíos, inconsistencias y duplicidades en una serie de normas que abordan este tipo de. En Ecuador, hay normativas que establecen regulaciones a todo movimiento transfronterizo de residuos o desechos, sean peligrosos, especiales o no peligrosos. Estos deben contar con la autorización del Ministerio del Ambiente, pero esa entidad solo ha recibido tres solicitudes, lo cual contrasta con el creciente número de importaciones hacia ese país.

     

    GAIA no es la única organización que ha observado con preocupación el aumento de los flujos de desechos plásticos hacia la región. En agosto de 2020, la Interpol publicó un informe que menciona el crecimiento del sector reciclaje en América Latina, lo que podría abrir nuevos mercados para los residuos plásticos, sobre todo de Estados Unidos. Explicó que existen crecientes inversiones en la región para implantar nuevas instalaciones de reciclaje en México, Argentina y otros países de América Central, del Sur y en el Caribe.

     

     

     

    América Latina, obligada a controlar el comercio de desechos plásticos

     

     

    En los países de estudio, la investigación evidenció la falta de información y de controles por parte de las autoridades a los desechos plásticos que ingresan a sus territorios. Aquello supone un mayor reto para la aplicación del Convenio de Basilea y de su Enmienda de plásticos, de la que son suscriptores casi todos los países latinoamericanos, con excepción de Haití.

     

    El Convenio de Basilea es un acuerdo internacional sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y otros desechos. En mayo de 2019, los países parte adoptaron la Enmienda de plásticos ante la creciente contaminación mundial por basura plástica y microplásticos.

     

    La Enmienda de plásticos agregó al acuerdo el control de los residuos plásticos mezclados, no reciclables, sucios y halogenados (que generan emisiones tóxicas cuando se someten a ciertas temperaturas o son quemados), así como todos los residuos plásticos no destinados a un reciclaje ambientalmente racional. Su propósito es mejorar el control de los movimientos transfronterizos de los desechos plásticos y evitar que los países industrializados inunden a los países pobres con su basura. No es una prohibición a la importación, pero sí requiere a los exportadores el consentimiento de los países receptores. La Enmienda entró en vigencia en enero de 2021.

     

    En la región, los gobiernos están adaptando sus legislaciones para acoger los postulados del acuerdo, pero la investigación demuestra graves deficiencias respecto a la transparencia de las cifras sobre este tipo de importaciones y la existencia de registros aduaneros imprecisos y ambiguos que no permiten saber qué tipo de desechos plásticos y en qué estado llegan a los puertos latinoamericanos.

     

    A ello se suman otros desafíos como los acuerdo bilaterales o multilaterales como tratados de libre comercio como el existente Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que abren las puertas al ingreso de esos desechos y entran en conflicto con los postulados del Convenio de Basilea.

     

    Para Magdalena Donoso, coordinadora en América Latina de GAIA, la región vive un nuevo colonialismo. “Los recursos naturales de la región latinoamericana han sido desde los tiempos de la colonia explotados y extraídos de manera sistemática y brutal. Hoy estos materiales se exportan en grandes cantidades, mientras muchos de ellos son devueltos a nosotros en la forma de residuos y productos baratos hechos de materiales reciclados tóxicos. Este es a todas luces un nuevo colonialismo de los países del norte, los que hoy exportan su problema de generación excesiva de residuos hacia los territorios latinoamericanos”, afirma.

     

    GAIA y sus organizaciones aliadas en los países de estudio exigen a los gobiernos el cumplimiento del Convenio de Basilea y mayor transparencia sobre el tipo de desechos plásticos que están llegando a la región, para evitar que nuestros países se conviertan en nuevos vertederos de la basura mundial.

     

    *Organizaciones participantes por cada país:

    Argentina: Taller Ecologista.

    Chile: Alianza Basura Cero Chile

    Ecuador: Universidad Andina Simón Bolívar, Alianza Basura Cero Ecuador, VLIR–UOS.

    México: Acción Ecológica, AMDA, Asociación Ecológica Santo Tomás, Fronteras Comunes,

    Greenpeace, LIDECS.

    México, basurero de residuos plásticos y covid-19, provenientes de EU

    México, basurero de residuos plásticos y covid-19, provenientes de EU

     Según la base de datos de libre comercio internacional de Estados Unidos (USA Trade Online), entre enero y agosto de 2020, llegaron 44 mil 173 toneladas de residuos plásticos a 15 países latinoamericanos en 35 contenedores diarios

    Ciudad de México, 26 de agosto de 2021:

     

    América Latina y México van en camino a convertirse en el nuevo destino de la basura plástica a nivel mundial, en especial de Estados Unidos, a partir de que en 2018 China cerró sus fronteras a este tipo de importaciones, para dejar de ser el vertedero del planeta, alertó la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés).

    De acuerdo a un informe elaborado por el colectivo que agrupa a 130 organizaciones ambientalistas de América Latina y el Caribe, en plena pandemia de Covid-19, los envíos de desechos plásticos provenientes de Estados Unidos a la región aumentó 100 por ciento, principalmente a México, El Salvador y Ecuador, debido a vacíos legales y falta de controles en las fronteras.

    Según la base de datos de libre comercio internacional de Estados Unidos (USA Trade Online), entre enero y agosto de 2020, llegaron 44 mil 173 toneladas de residuos plásticos a 15 países latinoamericanos en 35 contenedores diarios. Lamentablemente México ocupa el nada honroso primer lugar con 32 mil 650 toneladas, que equivalen al 73.91 por ciento de los arribos.

    En entrevista con Excélsior, Larisa de Orbe, presidenta de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, explicó que la problemática creció a pasos agigantados a partir de la firma del T-MEC, que dejó a los desperdicios municipales libres de aranceles.

    Detalló que lo anterior provocó que ahora recibamos una revoltura de todo, en particular de estados fronterizos como California, incluidos plásticos no reciclables, sucios y halogenados; basura electrónica o desechos de la pandemia de Covid-19, que son considerados Residuos Peligrosos Biológico-Infecciosos (RPBI).

    “Claro, las caretas, los cubrebocas, los guantes, todo eso, puede llegar bajo esta partida libre de aranceles a las fronteras”, alertó.

    La también directora de la agrupación Acción Ecológica, advirtió que las autoridades mexicanas ven a la incineración de los residuos en hornos cementeros como un reciclaje químico, que considera erróneamente como economía circular, porque genera empleos y supuesta energía limpia.

    Mientras que a Estados Unidos le resulta actualmente más económico y políticamente viable mandar los residuos a México, porque ya nadie quiere tener un relleno sanitario a la vuelta de su casa, por lo que hay protestas y cada vez hay más resistencia por parte de la comunidad.

     

     

    Convenio Basilea

    Larisa de Orbe recordó que en enero de 2021 entró en vigor una enmienda para los plásticos en el Convenio de Basilea, que tiene como objetivo proteger la salud humana y el medio ambiente frente a los efectos adversos por la generación, movimientos transfronterizos y gestión de los residuos peligrosos.

    “En esta enmienda se incluyó a los plásticos, debido a la preocupación por la contaminación y la creciente exportación de residuos plásticos de países desarrollados a países más pobres, luego de que China decidió cerrar sus fronteras, y eso hizo que los grandes generadores voltearan a ver a América Latina”, comentó.

    Ante esta situación, indicó que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), deben aplicar medidas de control severas en las aduanas, porque los países receptores de la basura plástica deben dar su consentimiento informado para las importaciones y las empresas demostrar la no peligrosidad de los residuos.

    “Estamos haciendo en estos momentos las solicitudes de información, sobre todo a la Profepa, para conocer cuántas empresas han rendido informes de no peligrosidad de lo que están importando”, señaló.

    La presidenta de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental hizo un llamado a las autoridades ambientales y sanitarias del país a que volteen a ver este tema, que se establezcan regulaciones para que en las fronteras se puedan monitorear y verificar los plásticos que están ingresando, para garantizar que realmente van a entrar a un proceso de reciclaje.

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